Desde el punto de vista psicológico Diana Abreu explica que, “siempre existen factores emocionales asociados a cualquier decisión de la vida, sobre todo aquellas que determinan los ciclos vitales. Emociones como la desesperanza, tristeza, melancolía, pánico, desmotivación, entre otros puede asociarse a tomar la decisión de practicar la Eutanasia. Trastornos como depresión, síndrome de Munchausen, Síndrome de burn out llamado también síndrome de desgaste profesional o del trabajador desgastado, Psicosis, entre otros, puede disfrazar la decisión de la Eutanasia cuando realmente son producto de una enfermedad psiquiatrita”.
Es importante considerar que “la Eutanasia propiamente dicha como una decisión, debe ser producto de la reflexión basada en el sistema de creencias personales de quien la practicara y no de algún malestar psiquiátrico. Dentro del código de ética de los profesionales de la salud en occidente, aún se considera la Eutanasia como delito, tanto ejecutarla, como asistirla. Mas sin embargo los profesionales de la salud no pueden obligar a algunas personas a realizarse tratamientos y en este respecto una persona desesperanzada, desmotivada o deprimida no podría contar con el apoyo de un profesional sin su consentimiento”.
En Venezuela no se encuentra valores sociales asociados a la muerte voluntaria, por lo que aquí la legalización de la Eutanasia no tendría ningún sentido. Se considera como una invitación a la emancipación de minorías que no repercuten trascendentalmente en la sociedad.
A nivel psicosocial, la eutanasia afecta el sistema de creencias y valores que la persona tenga. Si la decisión fue tomada luego de un análisis considerando los motivos y razones, supongo que la afección será de satisfacción; mas sin embargo si la decisión fue tomada sin considerar ninguno de los factores anteriormente mencionados, pues la persona puede correr el riesgo de sentir sentimientos de arrepentimiento, culpa, entre otros. “El gran problema es que el resultado de esta práctica es irreversible, por lo que las personas realmente deben asumirlo como una decisión de cuidado.” Su asistencia discriminada puede desarrollar trastornos como estrés post traumático, que son indeseables.
Alvarez Echeverri revela que, la profesión médica, por definición, “está constituida por personas que previenen o alivian el dolor con el único objetivo de mejorar la calidad de vida, incluyendo la fase terminal y procuran que cada ser humano encuentre su sentido existencial”.
Aunque en Venezuela y en otros países del mundo no es muy frecuente que se tomen este tipo de decisiones sin la debida aprobación del paciente o de los familiares, resalta que su solicitud debe ser de manera apropiada por parte de los especialistas y que los pacientes de alguna u otra forma puedan estar concientes de la decisión que realizan, por tal sentido el sufrimiento humano ante enfermedades “incurables e irrecuperables y el deseo del paciente de terminar ese sufrimiento es a través de la muerte”.
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